El héroe discreto

Una de las últimas novelas del premio Nobel, Mario Vargas Llosa. Lo cierto es que impone hacer una reseña de una autor como este, al que admiro y que, junto con Gabriel García Márquez (otro premio Nobel) es para mí un referente. Un referente en la creación de universos evocadores que, a través de sus historias, te conducen por lugares y tiempos que son un trasunto de la realidad y que, como lector, vives en las sensaciones que te crean.

Pero, pasado ese primer momento de responsabilidad, hay que decir que se trata de una novela recomendable, quizá no la mejor de Vargas Llosa, pero sí una que forma parte de su mundo literario. Entronca con otras, a través de sus personajes – “Los cuadernos de don Rigoberto”, “El elogio de la madrastra”, “Lituma en los Andes”, “La casa verde” – Y no solo eso, sino que retoma el estilo habitual del autor, plagado de palabras con el sabor peruano, que sin embargo, no entorpecen la lectura, sino que la adornan, ya que la agilidad de Vargas Llosa va desgranando una historia sin pretensiones, de un modo magistral, digno de su pluma.

Por hacer un breve resumen, diré que se trata de dos tramas, aparentemente independientes, que corren paralelas y al final se relacionan. Hay algunos avisos, a lo largo del libro, pero es en el final cuando realmente se enredan y ofrecen el desenlace conjuntamente. Son las historias de dos hombres en su madurez (que bien podrían ser el alter ego del propio Vargas Llosa), uno de la ciudad de Piura y otro de Lima, que se aferran a sus convicciones éticas y, amparándose en ellas, hacen frente a dos situaciones extremas, sin ceder en ningún momento. La historia de Felícito Yanaqué, empresario al que un grupo de mafiosos intenta chantajear. Y la de don Rigoberto, viejo protagonista de Vargas Llosa (“Los cuadernos de don Rigoberto” y “El elogio de la madrastra”), abogado de una Compañía de Seguros que está a punto de jubilarse.

Siendo hoy el día del padre no puedo evitar hacer una referencia a la biografía del propio Vargas Llosa; biografía que, de algún modo, da vida a las historias y reflexiones que trae consigo “El héroe discreto”.

El escritor vivió los primeros años de su vida pensando que su padre había muerto, cuando en realidad se había separado de su madre. Y es en Piura (ciudad en la que vive el personaje Felícito) donde conoció la verdad y se encontró con su padre.

Las dos tramas de la novela giran alrededor de la relación de un padre con sus hijos – Felícito con Miguel y Tiburcio e Ismael con “las hienas” – ; relaciones que no son precisamente fáciles, como no lo fue la del autor con su propio padre, Ernesto Vargas Maldonado. Con menos protagonismo, también se alude en la novela a la relación padre e hijo de Rigoberto con Fonchito que (sin centrarse en las otras dificultades por las que atravesó, las que sí se cuentan en “Los cuadernos…” y “El elogio de la madrastra”) no llega nunca a ser fácil, en este caso por Edilberto Torres y los extraños encuentros con el muchacho. Y hay otra relación padre-hijo que sí define la novela, que aparece desde el principio y que se nos repite cada vez que la situación de chantaje se va haciendo más y más complicada, la de Felícito y su padre. Con esa frase que define perfectamente el hilo conductor del libro: “Nunca te dejes pisotear por nadie, hijo. Este consejo es la única herencia que vas a tener”.

En definitiva, una novela basada en las relaciones padres-hijo, en la que los padres se presentan como personas honestas, capaces de afrontar cualquier situación adversa basándose en esa moralidad que les da una superioridad para pasar por todo. De fácil lectura, agradable, no llega, sin embargo, al nivel literario de otras novelas del autor y, aunque se enmarca en su mundo mágico, pasa por él como de puntillas.

También lo hace por la sensualidad (otra de su características); con un episodio aislado de la peculiar relación de don Rigoberto y Lucrecia que sí se detalla en otros de sus libros; con breves referencias tangenciales a amores “prohibidos” (los del chico con su madrastra; un fugaz atisbo del lesbianismo de Justiniana…); Josefita y la atracción que provoca en el capitán Silva…

Pero su trama de aparente culebrón (con criada que se casa con su jefe y hace realidad el cuento de Cenicienta) no puede ocultar otras realidades más crudas, que van desgranándose en la novela: la prostitución de menores por sus propios padres, los abusos por parte de personas del entorno familiar, la pobreza extrema…

Al acabarla, apetece releer la obra de este autor único, a no conformarse con esta novela e investigar su universo. Os invito a ello.

 

 

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