Esta novela fue el Premio Planeta del año pasado. Y es que voy un poco retrasada con mis lecturas; pero prometo ponerme al día cuanto antes.
El argumento es inquietante. Se trata de dos personas a las que la crisis golpea de diferente manera. A él, Javier, profesor de literatura, le despiden en el colegio en el que trabaja. Y a ella, Irene, la crisis la deja sin empresa y sin marido. Hasta ahí, esperable. Lo que ya no lo es tanto es lo que se desencadena como consecuencia de estos hechos. Las decisiones que van tomando (o no tomando) los protagonistas. Los mundos que descubren. Mundos sórdidos, apartados de lo que ha sido su vida hasta ahora. Su vida “normal”.
La novela profundiza en el mundo del sexo. Un mundo que no elimina las diferencias sociales, sino que las agranda. Ese viaje que lleva a Javier a convertirse primero en estríper y después en “gigoló”. Y a Irene de empresaria y esposa a cliente del sexo pagado. Nos lleva a una reflexión, ¿hasta dónde seríamos capaces de llegar en una situación como esa?, ¿podríamos convertirnos nosotros en alguno de los protagonistas?
En cuanto al estilo, Alicia Giménez maneja con maestría el cambio de personaje. Todos hablan en primera persona y no hay ningún recurso, ni literario ni gráfico que indique los cambios. Solo el contenido, el modo de expresarse de cada uno. Me parece un acierto y acompaña a su estilo claro, directo, que no rodea ningún tema sino que los aborda de forma directa.
Definitivamente, una novela recomendable. A mí aún me dura la inquietud que me produjo su lectura.