Como ya dije, voy con retraso en mis lecturas, por eso hoy pongo la reseña de la novela finalista del Premio Planeta del año 2015 y no la del año 2016.
La historia que cuenta este libro es la de una mujer, Alice, que se queda viuda porque su marido muere en un accidente de coche… en una carretera en la que se supone que no debía estar. Esto lleva a la protagonista a investigar por qué le mintió su marido, mientras va perfeccionando habilidades y métodos de investigación que la ayuden a tirar del hilo.
No voy a mentir: la leí con mucho interés; pero el resultado no me ha gustado. Le sobran unas cuantas páginas. La historia principal es edulcorada y un poco pueril y la obsesión por el espionaje me parece totalmente desorbitada.
Creo que a lo largo de la novela van apareciendo historias con más fuerza que la historia principal y en las que el autor, Daniel Sánchez Arévalo, no profundiza, o remata mal. Aunque, como tampoco resuelve bien la historia central, no se puede decir que las sacrifique por ella, sino, simplemente, parece que forma parte de su sello.
En cuanto al estilo, es pretendidamente fácil y llano; aunque en realidad, desde mi punto de vista, es poco trabajado y nada literario.
Es la primera novela para adultos de este cineasta y, ciertamente, cabe esperar que lo que he mencionado sea consecuencia de eso, de su bisoñez como escritor y que vaya mejorando. Aunque, para eso, deberá dejar los lugares comunes y el humor fácil y saber que el canal que maneja es distinto y una novela no conecta del mismo modo que una película.
Defrauda. Salvo que seáis unos obsesos del espionaje, no os la recomiendo.