Hoy voy a comentar “Recursos inhumanos”, la última novela de Pierre Lemaitre, publicada en España en marzo de 2017. Ya he hablado con anterioridad de él, en concreto he reseñado Alex, Camille y Tres días y una vida. Nacido en París, en 1951 y ganador de diversos premios – entre ellos el Goncourt – es uno de los autores de novela policiaca más interesantes de los últimos años.
Como comenté en una entrada anterior, no he sido muy ortodoxa a la hora de leer sus novelas, y lo he hecho en completo desorden cronológico (no es el único autor con el que me pasa). A pesar de ello, después de haberme sumergido en seis de sus libros creo que tengo una idea bastante completa sobre él. Y tengo que decir que Pierre Lemaitre, desde mi punto de vista, es capaz de lo mejor y de lo peor. Su serie sobre el inspector de policía Camille Verhoven (Irène, Alex, Rosy&John y Camille) es simplemente genial. En ella brilla especialmente Alex, novela imprescindible, no apta para estómagos y mentes sensibles, en la que Lemaitre juega con el lector constantemente, ofreciendo historias que parecen acabar y que se retuercen una y otra vez, llevándote por escenas que nunca habrías imaginado y que, en algún caso, querrías no volver a imaginar. El resto de la tetralogía es también muy buena, sorprendente, cada una de las novelas tiene su propio esquema y su giro o giros – que parece ser la marca de la casa Lemaitre -, pero para mí, el orden sería Alex, Camille, Irène y Rosy&John; esta última encarna una propuesta distinta, pensada para un formato digital y por entregas, que quizá compromete algo la intensidad de la historia.
Pero, como he dicho, voy a hablar de su novela más reciente, “Recursos inhumanos”, y aquí no puedo decir lo mismo. La esperada última entrega de Pierre Lemaitre me ha sorprendido. Pero esta vez no por su contenido (aunque también tiene uno de esos giros impensables a los que nos tiene acostumbrados), sino porque confirma lo que intuí con “Tres días y una vida”. Si esa novela me pareció floja, “Recursos inhumanos” es, a mi entender, una tomadura de pelo. He leído otras críticas y no he encontrado ninguna que opine lo mismo que yo; pero yo hablo desde mi posición de lectora. Y no me ha gustado. A mi condición de lectora uno la de experta en Recursos Humanos. Y mezclando las dos, tengo que decir que no puedo recomendar esta novela. Si bien Lemaitre continua manejando con maestría las descripciones de los estados de ánimo, y nos lleva por la degradación de Alain Delambre – el protagonista, un Director de Recursos Humanos de cincuenta y siete años en paro – con la profundidad a la que nos tiene acostumbrados, es solo durante el “Antes”, la primera de las tres partes en las que divide la novela. En el “Durante”, la situación, los personajes, incluso los sentimientos y los perfiles psicológicos se le van de las manos, empezando esa caricaturización que culmina en un imposible (que no impensable, como sucedía en sus anteriores novelas) “Después”.
No me lo creo. No me creo nada de ese Delambre que pasa de la desesperación más humana a la vileza a veces innecesaria. No me creo esa caída sin freno en el pozo de los disparates, que empieza por sus propias hijas y acaba con él solo, en una situación digna de película de serie B. Hay muchas partes de la novela que no me creo. Y otras que me sobran.
Si lo que Pierre Lemaitre pretendía era dar una visión de cómo la situación de desempleo y la angustia ocasionada por no tener sitio en una sociedad pensada únicamente para personas productivas, puede afectar a las personas, en mi opinión, se le ha ido de las manos. En ese sentido no tiene nada que ver con el maravilloso retrato que, a mi juicio, hace Alicia Giménez Bartlett, en su novela “Hombres desnudos”.
En cuanto a la forma, Lemaitre vuelve a introducir la narración desde distintos puntos de vista, que tanto juego le dio en Alex y Camille; pero aquí la historia no le ayuda y no consigue esos efectos de sorpresa que borda en las otras novelas.
En definitiva, siguiendo mi orden desordenado, me leeré “Vestido de novia” y “Nos vemos allá arriba”, obras anteriores del autor, para quitarme este mal sabor de boca. Y espero que no haya una tercera novela que me confirme que esta caída de calidad que percibo en “Tres días y una vida” y “Relatos inhumanos” ha venido para quedarse, sino que reencuentre al mejor Lemaitre y nos sorprenda con una obra digna de “Alex”.
Hola Pepa, te agradezco enormemente tu reseña porque tenía este libro en mente y hubiera acabado leyéndolo. Que bien escribes!
Muchas gracias, Diego.